Esta tarta fue creada para una colaboración en la que forme parte junto a un grupo de Cake Designer tanto españoles como otros que residimos en España.
Y estoy encantada con el resultado a pesar que tenía el tiempo justo para poder realizar este proyecto. Me he valido de muchas técnicas: de la aerografía, el agua es Isomalt, posee flores de wafer paper y otras de pasta de flores, la vasija es la tarta y la soporta una estructura anti gravedad.
Les invito a leer la fábula que me inspiró ya que es muy bonita.
La vasija agrietada
Había un hombre allá por el sur de las
montañas que cada día tenía que recorrer largos kilómetros con sus dos vasijas
de barro para transportar agua a sus seres más queridos. Él llevaba sus vasijas
cargadas a hombros, una a cada lado, sostenidas por un palo que las sujetaba
por los extremos. Cada día
las llenaba de agua. Una de las vasijas era perfecta y la otra vasija estaba
llena de grietas con lo que este hombre transportaba menos cantidad de agua de
la que correspondía.
Un día la vasija de grietas le habló al hombre y le
dijo:
– ¿Sabes qué? He estado pensando que
debo pedirte disculpas porque todos los días me llevas a cuestas pensando en
transportar cinco litros de agua cuando en realidad debido a mis grietas sólo
puedes transportar incluso menos de la mitad. Apenas dos litros llegan a su
destino. Y todo por mi culpa, por ser como soy.
El hombre le contestó:
– No debes pedirme disculpas por algo
que yo mismo he escogido. Podría cambiarte por otra vasija pero he
aprendido una cosa. ¿Sabes qué?
-No, sinceramente no sé qué has podido aprender de mis
grietas, si no sirven para nada e incluso te hacen trabajar el doble.
Entonces el hombre le explicó por qué lo hacía:
– No sé si te has fijado que el largo
trayecto que realizamos cada día, justo por el lado izquierdo de mi hombro
donde tú estás colocada, por el camino vas dejando agua caer, eso es cierto,
pero yo, cada día que he pasado, me he encargado de dejar unas semillas. ¿Has
visto cuál es el resultado? Pues bien, todo el largo camino que realizamos cada
día está lleno de bellísimas flores y esto hace no sólo que pueda obtener
frutos para alimentarme e incluso repartirlos a los más necesitados sino que
hace de este camino un lugar bello y hermoso. Así que, no me pidas disculpas y
estate orgullosa de quien eres porque esto que pasa es gracias a ti.
La vasija sorprendida, se emocionó y le dijo al
hombre:
– ¿Sabes? Hoy he aprendido una cosa. Y es que, en
ocasiones es verdad que las dificultades pueden convertirse no sólo en
oportunidades. Pero es que además de los errores o defectos que tenemos no vale
la pena derramar lágrimas. Debo aceptarme tal y como soy.
El hombre muy contento, pudo disfrutar de
la fragancia del camino cada día, recogió sus frutos para llevar a los más
necesitados y siguió caminando con ambas vasijas hasta el fin de sus días.