Hay sabores que nos transportan al pasado, a esos momentos cargados de alegría, amistad y tradición. Para mí, esas memorias están encapsuladas en las rosquitas de la Señora Rosa, un tesoro culinario que marcó mis navidades de adolescencia en Caracas.
La Señora Rosa era más que la madre de una amiga; y entre sus virtudes estaba la cocina con preparaciones que compartía con familiares y amistades cada diciembre. Desde su pequeña cocina, el aroma se escapaba por las ventanas, llenando el edificio Clarivi con la promesa de unas rosquitas suaves, dulces y perfectas para acompañar una taza de café o chocolate caliente.
La Tradición de las Rosquitas
Cada año, en diciembre, la Señora Rosa se ponía su delantal y realizaba exquisitas preparaciones. Y aunque tal vez nunca logremos igualar su toque su hija Rosita nos comparte su receta.
- 1 kg de harina todo uso (10% proteina) + 100 gr extra aproximadamente
- 16 gr de levadura química o polvo de hornear
- 1/2 cucharada de esencia de vainilla
- 1/4 de cucharadita de sal
- 400 gr de azúcar blanquilla (la normal)
- 4 huevos M o L
- 120 gr de Licor de Anís dulce
- 130 gr de Aceite de girasol o maíz
- 1 cdta de ralladura de lima o limón
Si en tu país usan unidades de medidas diferentes puedes ver las equivalencias AQUÍ
Freimos a 180 ºC hasta que se tornen de color dorado. 😋
- 250 gr de azúcar x 2
- 125 gr de agua x 2
- 70 gr de Licor de anís dulce x 2
- Ralladura de lima o limón x 2
Esta receta la puedes mantener en perfectas condiciones durante un mes ya sea en un frasco o bol de cristal bien cerrado o en una lata de galletas.
Un Sabor para Compartir
Las rosquitas de la Señora Rosa eran más que un simple dulce de navidad; eran un puente entre generaciones y una muestra de cómo la comida puede unirnos. Hoy, al recrear esta receta con Rosita, siento que revivo aquellas navidades de Caracas: el calor del sol en diciembre, las risas de los amigos, y la magia que encontraba en la cocina un motivo para celebrar.
¡Atrévete a preparar estas rosquitas y comparte con tus seres queridos un pedacito de esa tradición! Quizá, como la Señora Rosa, también dejes una huella imborrable en las memorias de alguien más.
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